“Buenas personas” es una obra del reconocido dramaturgo David Lindsay-Abaire, para su versión mexicana fue traducida por Paula Zalaya y Diego del Río, quien es también director de la obra.
Asistí a verla hace unos días y debo decir que la obra quedó rondando en mi cabeza por mucho tiempo: la discriminación, el desamor, la pobreza, los secretos, la ausencia de empatía, el rechazo, son los grandes temas que el autor pone sobre la mesa. Las actuaciones de Montserrat Marañón, Conchita Márquez y Cuauhtli Jiménez son precisas, ellos son actores carismáticos que con su presencia y fuerza brindan mucho a la historia. Sus aptitudes para la comedia son evidentes, personalmente, amo cuando los actores cuidan no excederse en la búsqueda de la risa o el llanto del espectador: hacer lo necesario muchas veces vuelve el trabajo del actor un ejercicio de precisión y eso es lo que este trío logra con sus actuaciones.

Arcelia Ramírez y Odiseo Bichir son los grandes protagonistas, la construcción de sus personajes es maravillosa. Arcelia Ramirez a quien nunca había visto en el teatro pero a quien admiro desde “La mujer de Benjamín”, interpreta a una madre soltera con severos problemas económicos. Su personaje se aleja de cualquier cliché relacionado con la pobreza, está ahí en carne viva, sin temor a mostrar lo que le duele y se va haciendo más grande en cada escena, es impresionante ver como esta mujer se va descomponiendo, su corporalidad, sus emociones parecen entrar a un tren descarrilado que habrá de estrellarse en sí misma: ella está en el lugar equivocado, no encaja, no es de ahí. Perdió todas sus posibilidades y se pone en riesgo al aspirar los tiempos del pasado. “La mujer pobre” tantas veces representada desde el estereotipo, encuentra en Arcelia Ramírez una mujer real, de esas que no terminan de decir las cosas simplemente porque no, no importa si con ello dañan a sus hijos o a ellas mismas. En verdad un personaje dolorosamente real es el que pasa por la creación de ésta actriz.

Odiseo Bichir interpreta al medico, un hombre educado, confiable, correcto, gentil, con una vida “perfecta” gracias a que ha puesto todo su esfuerzo en los estudios y el trabajo. Cuando surge el enfrentamiento entre estos tremendos actores, la escena nos pone al filo de la butaca: el médico, antes acomedido y amable, se transforma en un ser rudo y cruel, ella raya en la impertinencia, coloca verdades a medias que él no resiste y lo hacen explotar. El duelo de actuación de estos grandes actores es en verdad una clase magistral, en medio de ellos, Fabrina Melón ilumina con su sola presencia, es encantadora y sensible. Arcelia y Odiseo son actores tremendos, sus silencios, sus pausas son tan disfrutables como los momentos álgidos que parecieran llegar a los golpes, aunque el más golpeado aquí puede ser el espectador, sobre todo si se ha dejado llevar por la discriminación o el rechazo. La dramaturgia es poderosa, y el fino trabajo de contextualización que realizaron Paula Y Diego, nos acercan a la historia sin ninguna objeción He visto algunas obras dirigidas por Diego del Río, y ésta es la que más me ha gustado. La dirección de actores es precisa, es notorio que Diego Del Río va acumulando experiencias y ellas le permiten dialogar con sus actores para crear piezas entrañables; como ésta. Conozco a Diego de cerca, es un hombre luminoso, su diálogo es a partir del respeto y el amor, por eso creo que él, como la obra dice: es una buena persona. “Buenas personas” está en temporada de viernes a domingo en el teatro Milán hasta el 7 de octubre.
Creo que el texto, la dirección y las actuaciones la convierten en una obra imperdible.
Un comentario en “Buenas personas”
Lucio Herrera
Gracias Conchi…preciosa nota. Dan ganas de verla ahorita mismo. Abrazo